Parásitos se desarrolla alrededor de dos familias surcoreanas que tienen estilos y calidades de vida distintas, por un lado la familia Kim, quienes representan a la clase obrera y, por otro lado, la familia Park, que representan a la burguesía; aquellos que pueden comprar la fuerza de trabajo de los obreros.
Todos los Kim, se encuentran desempleados al inicio de la película, es por ello que en su constante lucha por sobrevivir, aceptaban cualquier tipo de trabajo, aunque el salario que recibían no era suficiente para costearse los medios de vida, ya que durante la película se puede observar que la casa donde habitaban estaba infestada de bichos, tampoco contaban con una buena señal de internet, ni tenían el dinero suficiente para alimentarse de forma balanceada y suficiente. Ahora bien, si esta familia apenas podía costear sus necesidades básicas, indiscutiblemente la educación pasa a segundo plano, una escena impactante de la película recae en los hijos, ya que por falta de recursos económicos no pueden asistir a la universidad para continuar sus estudios, aún cuando ambos cuentan con una gran capacidad intelectual, misma que se vio obstaculizada por la falta de oportunidades.
La familia Park, por su parte, contrasta en varios aspectos con la familia antes mencionada, ellos pertenecen a la clase alta surcoreana, además su vida está fuertemente influenciada por la cultura norteamericana, lo que puede significar un menosprecio por la suya propia, esto al punto de que sus trabajadores debían cambiar sus nombres para poder trabajar con ellos. Ahora bien, dentro de esta familia, la única persona que tiene una actividad remunerada es el Sr. Park, una parte que es importante destacar es que con el salario que recibe, puede otorgar un nivel de vida muy por encima del que llevan los Kim, donde absolutamente todos trabajan. Otra diferencia que contrasta es el tipo de educación que reciben los hijos de esta familia, ya que, además de asistir al colegio, también tenían tutores que les ayudaban a enriquecer su proceso educativo.
En esta película se observan las relaciones de dominación que se actualizan en la sociedad actual; esta lucha de clases de la que habló Marx hace más de un siglo, y que sigue estando vigente hasta nuestros días, se analiza también la relación entre el Trabajo asalariado y el capital (1981), basando el análisis en el escrito de Marx que lleva el mismo nombre El Capital (2000).
El obrero secuestrado por el capitalismo.
Las familias de las que hablamos con anterioridad se desarrollaban en planos diferentes, hasta que el hijo mayor de los Kim encuentra trabajo en la casa de los Park como tutor de su hija, esto significó la entrada a que los Kim tuvieran acceso a un trabajo estable y, por lo tanto, un salario seguro cada mes, aunque esto significase la sumisión y disponibilidad incondicional del trabajador para con su patrón, situación que se pone de manifiesto más adelante en la película.
De primera intención, es importante tener claro qué es la dominación, desde el pensamiento weberiano se plantea como «la probabilidad de encontrar obediencia a un mandato de determinado contenido entre personas dadas» (Weber, 1964:43), en la película se puede observar que desde el momento en que los Kim empiezan a ganar terreno en la casa de los Park, aceptan «voluntariamente» un contrato en el que se están obligando a trabajar, incluso por más tiempo del que les pagan, esto por la necesidad apremiante de cambiar su salario por medios de vida para subsistir, pero no sólo para ello, toda vez que «en la era del capitalismo ha aumentado el número de personas que sólo viven para trabajar» (Ibidem), para obtener un salario con el que se pueden conseguir los medios de vida, pero no sólo para satisfacerse, sino para que puedan seguir trabajando, en la vida de los Kim esta situación la viven todos los días; ellos se encuentra dentro de un círculo vicioso que el mismo sistema ha perpetuado, es decir, no les permitía mejorar por que obtenían apenas lo necesario para cubrir sus necesidades más básica, y muchas veces, como lo observamos, no podían pagarlo, es por ello por lo que no pueden ahorrar, ni siquiera está en su pensamiento, todo el dinero es para la subsistencia.
Como apunta Weber en La sombra de la explotación haciendo eco a La ética protestante y el espíritu del capitalismo, «…el ser humano no quiere ganar dinero y más dinero, sino simplemente vivir, vivir como está acostumbrado a vivir y ganar tanto como haga falta para ello» (Weber, 1979:117-118), no obstante, en la película se observa como la familia Kim acepta trabajar por largas horas, ya que de alguna u otra manera buscan abstraerse de su realidad, pasando la mayor parte de su tiempo en casa de los Park, esto para imaginar que tienen el estilo de vida de sus jefes; lo anterior se puede observar cuando la familia Park se va de campamento y los Kim aprovechan para hacer suya la casa donde laboran, y disfrutan de la comodidad que en su vida cotidiana sólo pueden soñar, sin embargo, debido a las fuertes lluvias, los Park tienen que interrumpir el campamento y volver a casa durante la noche, es por ello que Yeon-kyo[1] le pide por teléfono a Choong[2] que prepare chapaguri, la comida favorita de su hijo. Con lo anterior, llego a la conclusión de que tanto la antigua ama de llaves como la nueva, debían tener una disponibilidad 24 horas para atender las necesidades de los Park, lo cual pone de manifiesto la falta de un horario de trabajo, que se traduce en una evidente explotación laboral.
Y entonces, ¿por qué los obreros obedecen?
Dentro del contexto en el que se desarrolla la película, se puede notar que cuando la familia Kim comienza a trabajar en casa de los Park, estos son completamente sometidos a las órdenes que reciben de los habitantes de la casa, pues al no tener nada más que su fuerza de trabajo para poder vivir, se ven obligados a aceptar todo tipo de mandato que venga de los Park. Un ejemplo de ello es la escena donde se está festejando el cumpleaños de Da-Song[3] en el jardín, el Sr. Park y el Sr. Kim se disfrazan de indios norteamericanos para amenizar la celebración, aún cuando este último manifiesta su desacuerdo con esto, por lo que el Sr. Park le dice que «le va a pagar por ello, que es su trabajo» es así como de alguna manera el Sr. Kim pierde el control hasta de su propia identidad, y eso ningún salario o prestación laboral lo puede recompensar; otro ejemplo de explotación.
Ahora bien, es importante mencionar que «los explotadores dependen de los explotados en tanto que a través de ellos consiguen su comodidad, razón por la cual los explotados desarrollan una capacidad de resistencia a la explotación» (Wright, 2018:73) por lo que en una reacción casi natural de los explotadores se buscan los medios para combatir esta resistencia haciendo uso de mecanismos coaccionantes para despojarlos hasta de su dignidad misma y terminen por ceder ante la dominación de la burguesía. Esto lo consiguen apoyándose en la ley de la oferta y la demanda, pues como mencioné anteriormente, la fuerza de trabajo es una mercancía como cualquier otra que se lanza al mercado, es por ello que cuando la oferta de una mercancía es inferior a su demanda, la competencia entre los vendedores queda muy debilitada, lo cual desemboca en una abaratamiento del precio de la fuerza de trabajo, es decir, el salario, motivo suficiente para que los explotadores se valgan de esta situación sabiendo que el obrero no renunciará, toda vez que necesita conseguir los medios de vida para su sobrevivencia.
En ese sentido, es menester dejar en claro desde la teoría weberiana, ¿qué es la explotación? Weber la considera como «una agenda de investigación en la que el conflicto de clases y el equilibrio de poder de clases, deben entenderse en función de una interacción sistemática de intereses y capacidades dentro del intercambio» (Íbidem), esto no quiere decir que Weber desvalorice el hecho de que el obrero es explotado, sino que lo percibe como una constante negociación entre trabajador y patrón para satisfacer los intereses de ambos, pero siempre haciendo referencia a la disciplina que debe tener el trabajador para poder «acceder» a esta negociación, diferente análisis encontramos en la teoría marxista, donde se defiende al obrero por la desventaja que representa el hecho de que sólo pueden ofertar su fuerza de trabajo para subsistir.
Conclusión.
Parásitos nos ha demostrado la vulnerabilidad que tiene la clase trabajadora frente a un sistema voraz como lo es el capitalismo, donde todo se vende y toda se compra, siempre en aras de preservar los intereses de quienes ostentan los medios de producción, como se ha mencionado anteriormente, al ser la fuerza de trabajo una mercancía como cualquiera otra, esta depende y se regula de la ley de la oferta y la demanda, por lo que la mano de obra especializada puede aspirar a un mejor precio (salario) por su fuerza de trabajo, en cambio, un chófer o una ama de llaves -como se ilustra en la película- deben competir con otros de su misma condición para lograr vender su mercancía, por eso «quien vende mercancías de igual calidad a precio más barato, podrá tener la seguridad de que prevalecerá por encima de quienes le ponen un precio justo a lo que ofertan en el mercado» (Ídem:79) no obstante, cuando se trata de servicios como los que ofrecía la familia Kim, esta postura es preocupante, ya que la tasa de desempleo obliga al trabajador a precarizar su propio trabajo, pues entre más barato venda, aumenta la probabilidad de que alguien la compre.
Sin embargo, los obreros que se encuentran enajenados olvidan que es su mercancía la principal generadora de valor para el capitalista, no obstante Marx señala que «la fuerza de trabajo ha dejado de pertenecer al obrero y, por lo tanto, no lo puede vender, salvo en el futuro, comprometiéndose a ejecutarlo en un determinado tiempo (contrato) o efectuando una tarea inmediata» (Ibidem), como los oficios que ejecutaba la familia Kim, por ejemplo.
Lo que vemos en la película es un grado de especialización del obrero muy bajo, lo cual representa un bajo costo en la elaboración de la mercancía -como se observa- el salario que reciben los Kim por su fuerza de trabajo difícilmente les da para conseguir algo más que los principales medios de vida, lo anterior se ilustra con la escena de la tormenta, mientras la familia Park llega a una casa donde tienen todas las comodidades, los Kim se encuentran con un deficiente sistema de drenaje estropeado por las fuertes precipitaciones, lo que desembocó en que su hogar se haya inundado con aguas negras, perdiendo lo poco que tienen y siendo obligados a pasar la noche en un gimnasio con cientos de personas en la misma deplorable situación.
Esto no se encuentra alejado de la realidad, hoy en día la desigualdad en la distribución de la riqueza provoca que la mayor parte de la clase trabajadora se encuentre en situaciones como esta, un ejemplo de ello es la actual crisis sanitaria por la COVID-19 que no impactó de la misma forma en las clases altas del país, quienes cuentan con los medios necesarios para resguardarse en casa y evitar la propagación del virus, caso contrario pasa con la clase trabajadora que no puede dejar de recibir la -escasa, pero necesaria- remuneración por las actividades que realizan para sobrevivir, lo que se tradujo en un mayor número de contagios y muertes entre aquellos que únicamente salían a ganarse la vida.
Finalmente, y desde mi punto de vista, me parece que mientras no se haga una certera reestructuración dentro del sistema capitalista, no existirán esfuerzos suficientes de parte del obrero que le puedan significar una libertad económica, es decir, el sistema mismo no permite que el obrero salga de la miseria en la que vive, al contrario, entre más avanza la tecnología y más se globaliza el mundo, mayor vulnerabilidad representa para el trabajo asalariado; los robots que hacen labores domésticas y los automóviles que no necesitan un conductor son un ejemplo de la vulnerabilidad de la que hablo, y que de no atenderse pronto puede significar un importante número de obreros desempleados y de familias sin recursos suficientes para la subsistencia.
[1] Madre de la familia Park.
[2] Ama de llaves, madre de la familia Kim.
[3] Hijo menor de la familia Park.
Bibliografía
Cervantes Saavedra, Miguel de (1605). El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha. España: Francisco de Robles.