Explotación Infantil

Explotación Infantil

La explotación infantil es el abuso, desatención, trabajo anormal o peligroso, llevado a cabo por niños. Según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (s.f),«…se calcula que a nivel mundial 151,6 millones de niños y niñas son víctimas del trabajo infantil. Casi la mitad (72,5 millones) ejercen alguna de las peores formas de trabajo».

Trabajan siendo esclavos, sirvientes domésticos, manejando sustancias altamente peligrosas, entre otras. En condiciones precarias y entornos peligrosos, sin la más mínima consideración.  Justificados ocasionalmente por ser parte de la educación, perdiendo de vista la línea entre la educación y el abuso, siendo violentados sus derechos humanos.

El trabajo infantil tiene múltiples causas, debido a que, no se tiene un perfil de los padres abusivos o maltratadores, pero existen factores que detonan este fenómeno, destacando la pobreza, violencia, patrones culturales, entre otros.

Los infantes se encuentran de forma «invisible» en diferentes áreas laborales: casa, talleres, calle y campo. Actualmente, México establece en la Ley  Federal del Trabajo, Artículo 22.- «…la  prohibición  de  trabajo a menores de 14 años», sin embargo,  estadísticas históricas del INEGI (2018), «..en 2015 registraron  que  2 millones 475 mil 989 niños, niñas y adolescentes de 5 a 17 años, realizaron alguna actividad económica y 2 millones 217 mil 648 realizaron ocupaciones no permitidas».

Una vez considerados los ingresos que genera la población infantil, se tiene como resultado que no termina con la pobreza familiar. Sólo pocas familias logran superar esto con el trabajo infantil.

Como consecuencia de este abuso, al llegar a la etapa adulta, es posible  que lleguen a sufrir con mayor frecuencia problemas de conducta; tabaquismo; depresión; embarazo no deseado o carácter violento, problemas que nacieron  involuntariamente y, por tanto, de difícil diagnóstico. Esto se reproduce de manera generacional con patrones educativos socialmente negativos.

Concluyo con una célebre frase de Thomas Wissing, Director de la Oficina de Países de la OIT para México y Cuba,  la cual nos hace creer en lo difícil, más no imposible, que es la erradicación de este gran problema.

«Ha llegado el momento de dejar atrás el trabajo infantil y garantizar a nuestros niños, niñas y adolescentes alternativas para una vida digna. Un mundo sin trabajo infantil es posible. Actuemos ya y hagámoslo realidad» – Thomas Wissing.

Estoy convencida de que cada ser humano con conciencia, tiene plena intención de crear un mundo feliz, puede esparcir la semilla del amor en su medio, entendiendo y permitiendo que cada pequeño que se encuentra en sus manos, desarrolle el potencial acorde a sus posibilidades. Bien guiado, más no abusado al cuidado de los adultos.

Bibliografía y referencias.


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